Serenidad, calma y alegría son los tres adjetivos que describen al turquesa. Se trata de un color relajante, luminoso, dinámico y completamente capaz de transmitir en nosotros la frescura que solo el mar puede lograr por lo que es muy efectivo tanto en los meses de primavera como en verano.
Esta tonalidad de color cuenta con un alto contenido de verde. Un color que combina perfectamente con cualquier gama verdosa y tonalidades de amarillos y violetas para crear ambientes frescos y originales ideales para el verano. Si lo que queremos son ambientes dulces y alegres, podemos añadirle al azul tonos como el rosa, el gris y el blanco roto.
No importa si queremos decorar un dormitorio, una sala de estar o cualquier espacio del exterior. Siempre funciona. Además, aunque no lo creamos, es un color versátil que pueda darnos muchísimo juego.
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