Las alfombras, como elemento decorativo, son capaces de hacer de un espacio sin alma la estancia más confortable. Visten los suelos y transmiten esa sensación de calidez ofreciendo todo un abanico de posibilidades para que nuestra casa adquiera personalidad y nos permiten delimitar espacios.
A la hora de plantearnos la elección de la alfombra perfecta, es importante tener en cuenta dos aspectos:
- El factor estético – Que nos guste y que case con el resto de elementos que forman el estilo seleccionado.
- La estancia – El lugar elegido para colocar la alfombra.

La posición: Una alfombra siempre debe estar centrada a algo y dependerá de su forma: Si tienes un alfombra redonda, lo mejor es centrarla con un punto de luz del techo. Si, por el contrario, es rectangular, debe estar centrada con el sofá, la mesa del comedor, etc.
Tamaño y forma: En función del tamaño y de la forma, hay varias maneras de colocar una alfombra en un espacio determinado. En el caso del salón, la técnica mas popular es la de escoger una alfombra que se cubra con las patas del sofá. Si la alfombra presenta un estampado llamativo o se distingue por presentar una forma diferente, escoge un tamaño mas pequeño, o mueve los muebles, para que se vea por completo ya que la alfombra va a ser la protagonista.
Varias Opciones: Puedes tener muy clara la idea pero es recomendable realizar varias pruebas porque visualmente es cómo realmente se verá el resultado.
Toma nota: El dormitorio es un espacio muy común para las alfombras. Prueba otras técnicas, que puedan hacer que el espacio se vea mas interesante. Por ejemplo, usa una alfombra grande, y ponla debajo de una lado de la cama, de manera que se extienda a un lado del dormitorio. De esta modo notarás una mayor amplitud y podrás poner enfoque en otras partes del espacio. Si decides utilizar una alfombra pequeña, que sea del mismo ancho de la cama, situalá en frente de la cama y escoge un estampado llamativo, para darle más protagonismo a la decoración.
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